Maxi Sosa tenía 3 años cuando desapareció en la ciudad de Ceres mientras estaba al cuidado de su abuela materna, Patricia Sayago.

El caso se remonta al 15 de diciembre del 2005, el día en que Patricia se ofreció a cuidar al hijo de Daniela porque esta se sentía mal. Este día fue el último en el que vieron al niño.

A los pocos días, se lo dio por desaparecido y comenzó una búsqueda que incluía a la abuela llorando por los canales de televisión. Sin embargo, con el paso de los días fue cobrando fuerza la hipótesis de la participación de la mujer y su pareja en la desaparición.

Pocos días después, el menor fue dado por desaparecido y comenzó su búsqueda. La hipótesis más fuerte desde un comienzo fue que el niño había sido vendido.

A finales de julio de 2016, Sayago fue detenida e imputada por la sustracción de Maxi junto a su pareja, Ariel Malagueño. Desde el 1º de agosto de ese año, ambos están con prisión preventiva.

Tras varios vaivenes judiciales, en junio de 2018, la Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió que la causa pasara al fuero federal, ya que se estima que Maxi habría sido víctima de trata, a manos de un conocido de su abuela al que ella le habría vendido al menor.

Finalmente, en la tarde del miércoles, la misma justicia decidió absolver a ambos imputados ya que consideran que no había pruebas suficientes y decidieron absolver a la pareja por el beneficio de la duda. 

Así, la desaparición de Maxi sigue siendo una incógnita y nadie purga una pena por ella.