Un día como hoy, en el año 2014, se constataba el fallecimiento de Gustavo Cerati. El informe médico determinó un paro respiratorio, luego de permanecer cuatro años en coma.

“Los artistas no mueren” pensé. Aunque suene utópico, me resulta noble entenderlo de esa manera. No hay una fecha tal en la que se pudiera datar el cesamiento de sus ideas, de su voz. No habrá forma de hablar de ese entonces, no mientras nos conmuevan las melodías que permiten iluminar un día cualquiera.

Las canciones mantienen y mantendrán a Gustavo entre nosotros, en el mundo que supo mejorar. Visto desde esta perspectiva, hoy hace cuatro años que el mundo extraña un rostro, poder sacar un ticket para presenciar su show, o comprar un nuevo disco. Pero él, siempre está.

Lo cierto es que nadie podrá tildar el fin de su vida terrenal como el fin de su existencia. La voz de Cerati y sus arquitectónicas piezas musicales vienen desde el pasado a destapar aquellas emociones que a menudo olvidamos por quedar envueltos en el correr cotidiano de las cosas. Pero que acaso sean, lo mas puro que tenemos, la única verdad.

En este caso será siempre insuficiente simplemente agradecer, pero en tiempos en los que nada alcanza, vale la pena intentar. Por impregnar la vida de sentido, por hacer públicas sus exquisitas maneras de construir la música, brindando una conjunción de perspectivas que invitan a colorear los rincones más grises de nuestra propia percepción. Gracias.

Leí una vez -en un libro que me fuera regalado por mi hermano- las líneas de alguien que lo dijo muy bien. Me permito citar al periodista musical Gustavo Bove, quien para cerrar su libro “Conversaciones intimas”, que cuenta con tres entrevistas a Cerati, vislumbró:

“A diferencia de nosotros, los mortales, Gustavo Cerati vivirá por siempre. El fuego que supo transmitir su obra mantendrá su llama eternamente encendida. Ese es el poder que tiene la música. Cada vez que una canción suya flote en el aire, Gustavo estará allí, para acercarnos un recuerdo, para dibujarnos una sonrisa… En definitiva, para hacernos sentir, aunque sea por un segundo, que el mundo puede ser un lugar hermoso.”

Sos eterno, serás infinito.

Sebastián Defagó