Un hecho incómodo y agresivo se vivió en el vuelo 3411 de la empresa United Airlines, que partía del aeropuerto de Chicago y se dirigía a Louisville, Kentucky, cuando los empleados de seguridad de la compañía intentaron bajar a la fuerza a un pasajero.

Según testigos que estaban en dicho avión y que grabaron con sus teléfonos celulares el episodio, el vuelo estaba sobrevendido. Una vez que todos los pasajeros estuvieron sentados en sus lugares, la aerolínea informó que cuatro de ellos debían ceder sus puestos para que viajaran cuatro empleados de United que debían estar en Louisville ese mismo lunes. A cambio de una suma de dinero de 400 dólares, una noche de hotel y el cambio de pasaje para otro horario, tres personas se ofrecieron y bajaron del avión.

Al no ofrecerse voluntariamente una cuarta persona, luego de doblar la oferta a 800 dólares, se optó por elegir un pasajero al azar. Fue en ese momento en que ocurrió el violento incidente, ya que  un responsable de la compañía subió a bordo y pidió a uno de los viajeros que abandonase el avión. Tras negarse, la seguridad del aeropuerto decidió sacarlo a la fuerza mientras gritaba e intentaba resistirse.