El regreso de Boca a la Libertadores tras un año ausente no pudo ser peor. O sí. Porque en realidad, Alianza Lima se quedó corto con el 1 a 0 en la ida. El equipo peruano le hizo precio. Tan malo fue lo del equipo de Gago, tan desconcertante, tan flojo de cuerpo, alma y espíritu, tan decepcionante en el juego, que hasta deberá agradecer que la serie siga abierta. Y que, con poco, tenga la gran oportunidad de dar vuelta la serie en la Bombonera para poder pasar a la Fase 3.
Todo empezó mal desde el arranque para Boca, que tuvo un primer tiempo para olvidar. Como si todas las bajas de la previa no hubiesen sido suficientes adversidades, arrancó perdiendo con un gol desde el vestuario. Casi no se había jugado cuando Ceppelini marcó el 1-0 a los 4 minutos, con la defensa xeneize dormida luego de ¡un lateral! y Marchesín vencido pese a tener dos grandes tapadas previas.
En efecto, si no fuera por el arquero, Boca habría vivido 45 minutos de terror. Figura indiscutible, salvó a su equipo con otras tres atapadas y así lo sostuvo en partido hasta el final. En definitiva, esa sola imagen marca lo mal que jugó Boca y también de lo que zafó. Porque en definitiva el 1 a 0 en contra terminó siendo un buen resultado.
Está claro que las ausencias condicionaron a Gago, pero el DT tampoco acertó de entrada con el 11 que eligió: Blondel no fue solución en el mediocampo, y si bien Boca sufrió más por la banda izquierda, la de Sarachi-Alarcón, está claro que el medio lució desequilibrado y fue de tránsito libre para el equipo de Gorosito.
Además de eso, el Xeneize no tuvo respuestas al intenso juego que le planteó Alianza, con presión en todas las líneas. Le costó encontrar la pelota y, por lo tanto, generar situaciones. Es cierto, también, que el local debió quedarse con uno menos por el planchazo que Noriega le metió a Merentiel antes del gol (a los 16 segundos) y quizás a partir de ahí la historia hubiera sido otra. Pero lo que vino después, fue indiscutible.
Todo eso hizo que Gago metiera mano fuerte en el entretiempo: sacó a Merentiel, amonestado, para que ingrese Milton Giménez y al pibe Rey Domenech (responsable en el gol) para meter a Zeballos. Así, si el 11 que salió a la cancha fue inédito, mucho más lo fue el que arrancó el ST, de corte netamente ofensivo.
Porque Alarcón quedó de doble cinco con Blondel y después, todos arriba: Zeballos por derecha, Palacios detrás del nueve, Velasco a la izquierda y Milton como referencia de área. De ese modo, el Xeneize pareció cambiar. Al menos en actitud. Pero…
Todo se diluyó con el correr de los minutos. Porque Boca no encontró profundidad ni la forma de romper a la defensa de Alianza Lima, liderada por el Kaiser Zambrano, un ex xeneize. Apenas un tiro al arco del chileno Palacios y nada más. Poco. Demasiado poco. Muy poco.
En desventaja, en un partido que le pedía cáracter y espíritu, Boca no estuvo a la altura. Ni de la circunstancia ni de la historia del club. Porque al equipo le faltó mucho más que juego para poder igualar este primer chico.
A tal punto, que despertó la ira del propio Gago, que se descargó contra uno de sus dirigidos (¿Palacios o Zeballos?): “Empezá a correr o te saco a la mierda”, le dijo el DT al delantero, que ingresó para el ST pero no pudo marcar la diferencia: fue intrascendente como todo el equipo.
Los cambios tampoco generaron el efecto buscado por el DT xeneize: Janson entró por Velasco y Zenón por Palacios. Nada de nada. El partido se le fue de las manos a Boca dejando una pésima imagen en su vuelta a la Libertadores. Y llevándose, como único consuelo, una serie abierta y un resultado que, en la Bombonera, podrá revertir. Si es que no vuelve a jugar así.
Olé.