Franco Leonel Figueroa impartía justicia en canchas de la liga regional de Santa Fe y Córdoba. Pero además de su oficio de árbitro el hombre tenía otro más oscuro: era un asesino a sueldo de una banda narco.

Ahora fue condenado a cadena perpetua por los homicidios de los santotomesinos Germán Losada y “Pitín” Chamorro, en 2015.

Figueroa, de 26 años, pertenecía al clan de Héctor Argentino Gallardo, “el Patrón”, que a pesar de estar preso desde 2013 en la cárcel de Bouwer manejaba los hilos del narcotráfico a través de su hermano en la localidad de Frontera, un pequeño pueblo santafecino de 12.000 habitantes separado por una calle de la localidad cordobesa de San Francisco.

La sorpresa de todos llegó cuando en julio de 2017 el árbitro de la liga fue detenido en un megaoperativo de la Gendarmería, ordenado por el jefe de la Procuración de Narcocriminalidad (Procunar), Diego Iglesias, y el fiscal federal de Rafaela, Federico Grim.

El juez federal Miguel Eugenio Abásolo procesó al árbitro y sicario por un doble crimen: el de dos hombres que fueron ejecutados porque pretendían irrumpir en los dominios del clan Gallardo. Dos años después, lo condenaron a prisión perpetua.