Fueron seis años en política: “es mucho”, decía el humorista Miguel Del Sel a su entorno cuando pensaba qué hacer. Finalmente se decidió: a principios de marzo presentó la renuncia a la Embajada de Panamá y dijo que el 31 de marzo iba a estar en Argentina para retomar los ensayos con Midachi. Está a punto de cumplir su promesa.

El viernes, Del Sel regresa al país. “Vuelvo para hacer reír a la gente”, le dijo a Cadena 3. “La política quizás se haya terminado para mí”, explicó en una radio rosarina. Este cronista le hizo una pregunta política estos últimos días, pero no contestó. Su círculo íntimo lo excusó: “Vuelve al grupo, está Dady, ya no le interesa agrandar esa grieta”. Así de enterrada está esa etapa en su vida. “La política es destructiva”, llegó a decir en estos últimos días. “Viene una etapa de volver a la actuación, de estar más tranquilo, con mis hijos, en Santa Fe”, explicó.

Tras un año como embajador de Panamá, Del Sel asegura que fue una de las mejores etapas de su vida y que ejerció con mucha dignidad la función. Así parecen reflejarlo algunos comerciantes e industriales locales, que dejaron sus mensajes en Facebook para saludarlo antes de su partida. Es que el humorista le imprimió una cuota distinta a un cargo, en general, acartonado.

A un par de celebraciones llegó acompañado por Dady y el Chino Volpato (que lo habían ido a visitar) y terminaron en un escenario haciendo un show improvisado. Era el germen del regreso.

Sin embargo no descuidó sus funciones: asegura que aumentó el intercambio comercial y el turismo entre ambos países.

Eso es cosa del pasado. Una vez que baje del avión en Ezeiza, el viernes 31, habrá quedado atrás su etapa política y su cabeza estará completamente enfocada en el humor.

Uno de los mensajes de comerciantes panameños que quedó en Facebook: